Las islas flotantes no son infrecuentes a nivel mundial y se encuentran en varias partes del mundo, como Finlandia, Turquía, Italia, Serbia y más. Estas islas, que normalmente se forman a partir de grandes raíces que se extienden hacia el agua, proporcionan un hábitat para las plantas acuáticas. Las raíces se anclan en aguas menos profundas, mientras que la vegetación utiliza el oxígeno atrapado en la masa de sus raíces para flotar.
Sin embargo, la “Isla del Ojo”, como se la conoce coloquialmente, destaca por su forma circular y su constante rotación. El peculiar comportamiento de la isla se atribuye a corrientes especiales en el Delta del Paraná, que la hacen chocar con su entorno y arrojar porciones de barro en perpetuo movimiento.
La existencia de la isla fue descubierta recientemente por el cineasta argentino Sergio Neuspiller, quien la encontró mientras buscaba una locación para su película sobre fenómenos paranormales. Para su sorpresa, al regresar al sitio, descubrió que la isla había cambiado de posición. Imágenes satelitales de Google que abarcan casi dos décadas confirman la presencia de la isla en el delta del Paraná desde 2003.
Intrigado por la isla giratoria, Neuspiller intentó desentrañar el misterio, iniciando una campaña de recaudación de fondos en 2016 con un ingeniero de Nueva York. Su objetivo era recaudar 50.000 dólares para financiar una investigación sobre el fenómeno, que abarcara aspectos tanto científicos como sobrenaturales. Desafortunadamente, la campaña fracasó, dejando los secretos detrás de la giratoria “Isla del Ojo” de Argentina parcialmente velados por el misterio.
